Fue escrita para conmemorar el 75 aniversario fundacional de la hermandad, siendo estrenada magistralmente por la B. M. "San isidro" de Armilla en un concierto celebrado en la sede canónica de la cofradía el 11 de Noviembre del pasado año.
Siendo una marcha de corte clásico y elegante, pero alegre, siguiendo el esquema formal impuesto por López Farfán para su "A la Estrella más sublime" (A-B(fuerte de bajos)-A-C(trío)-A), la mayor particularidad de la obra es la presencia de una saeta por seguirillas, que constituye la sección del trío de la marcha, y que se erige en personificación de la imagen dentro del contexto en que se inscribe la misma, esto es: una visión idealizada y romántica de la Granada más castiza.
Sin duda, la obra es, realmente, programática y cada una de sus partes se erige en un trasunto musical de un determinado momento. Así, la primera parte viene a representar diversas facetas del icono granadino en su procesionar: la elegancia del andar de su palio, la belleza del dolor contenido de la imagen, la exquisitez de su palio, que refleja fulgores en el tisú de su palio recamado y el oro de sus bordados...
Por contra, la mencionada saeta es el contrapunto perfecto a todo esto: es la interiorización del sentimiento, la meditación ante el dolor y la personificación de la ciudad, que es melancolía perpetua y ensoñación constante. Y todo esto a través de la elección de uno de los palos del flamenco más pesarosos y populares en la intepretación de una saeta como es la seguirilla, que surge desgarradora y potente, como un llanto hecho música, cuando el cantaor o cantaora reza con su arte ante la Virgen o Cristo en su Pasión.
La marcha, en definitiva, quiere ser himno oficioso del sentir granadino ante el Dolor de la Madre, dolor dulce y compasivo que se ve personificado perfectamente en la Reina del Darro, la Virgen de las Maravillas. Empero, esta marcha constituye la primera de su tipología (marcha con saeta) para la ciudad de la Alhambra.
